El equipo OOIIO Arquitectura, con base en Madrid, ha diseñado un puente peatonal para la ciudad de Lima, Perú. Se propone la conexión entre los barrios limeños de Miraflores y Barranco mediante un puente sobre el importante desnivel natural que supone la Bajada de Armendáriz, que termina frente al océano Pacífico.
Descripción por los arquitectos. Se trata de dos barrios muy particulares de la capital peruana. Por un lado Miraflores, señorial, residencial, donde surgen im- portantes centros comerciales que actúan como nuevos focos de atracción urbana, lugar donde habitualmente se hospedan los turistas que llegan a Lima. Barranco es el barrio bohemio de la ciudad. Antigua zona de recreo en la Época Colonial, ha sabido conservar su encanto y en la actualidad concentra bastantes museos y vida cultural. Paseando durante el día por sus calles podremos ver numerosos músicos callejeros, actuaciones espontáneas, y al caer la noche es el lugar de moda para salir con amigos.
Dos barrios con carácter propio, que de estar unidos se podrían enriquecer mutuamente con facilidad, quedan separados por la depresión natural de Armendáriz, que el hombre ha aprovechado como bajada lógica hacia la playa de una de las carreteras más importantes de la ciudad, aumentando más aún la sensación de ruptura urbana.
Proponemos un puente que sea un hito, un nuevo símbolo para la ciudad, un punto de encuentro, una invitación a los habitantes de Lima para cruzar de un barrio a otro, que gracias a una forma peculiar y llamativa, consigue fomentar el paseo de turistas, pro- vocar actividades urbanas espontáneas en él.
Se podrá usar el puente como lugar de descanso, para tumbarte al sol, para sentarte y ver pasar a la gente o a los coches, el atar- decer. Un pequeño anfiteatro callejero para fomentar la interacción urbana. El puente es un jardín, una plaza, un mirador, una escultura, una terraza, un punto de encuentro, un elemento que reactivará la ciudad.
Es una oportunidad para recuperar paisajísticamente el gran vacío en la ciudad que es la Bajada de Armendáriz, ya que gracias a su forma singular, este nuevo objeto urbano podrá ser visto desde muchos puntos y a la vez servirá para mirar desde él a todas partes. Preside, recupera y da personalidad al corte natural del terreno.